A veces
corro
para ponerme a la cola
de los que esperan
a que les saquen los ojos
para quedarse ciegos.
A veces arranco mi piel
y me pongo a mendigar
para sentir que me estan mirando
y que les doy pena.
Pero la pena invisible
es un saco escondido en el doble fondo de mis entrañas
donde llevo guardado mi corazón
convertido en piedra.
jueves, 2 de junio de 2011
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