De nada vale que trates de escapar.
Acéptalo.
Ahora es el momento de que reconozcas
la herida que hace tiempo
intentas esconder.
Esta herida es para siempre.
Aprende a vivir con ella.
Cuantos frascos más vas a llenar de agua
la fuente de tus lágrimas nunca cesa.
Date cuenta
que tu herida es demasiado profunda ya
y no puedes seguir tapándote los ojos.
miércoles, 1 de junio de 2011
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