domingo, 9 de diciembre de 2007

Detrás de la ventana cae agua.
El cristal lleno de vaho
dibuja sombras
la huella de un muñeco
la huella de un dedo que dejó la huella
la mano de una niña que tenía un muñeco en el ombligo.
Soy yo.
No se si os pasa
que os entran ganas de llorar cuando pensais
en la niña de una misma
en la que se perdió
de tanto correr y tanto desear ser mayor de otra manera.
llena de deseo y llena de deseo.
A mi me pasa.
recuerdo,
la imaginación
que desbordaba cualquier sombra de represión
las ganas de ser y de jugar y de crear otras realidades
el pie fuera del zapato fuera de la pierna
el caracol estrujado por el regozijo
y yo
estallaba palabras con mi boca
estirando las manos hasta perder los brazos
arrancando corazones a los arboles
exprimiendo la sonrisa
sacandole punta a las puntas de las estrellas.
La punta de la punta de la punta
la muerte
y la vida
en un hechizo
en una bomba
una granada de deseo
el fuego abrasando el método
la rabia carcomiéndome
carcoma de moral
que destruye la capacidad de actuar sobre las cosas

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